En la última década las divisas eran un activo de pura especulación para el colectivo minorista, pero de toda la vida ha sido un activo de especulación para el institucional y de muy difícil acceso por la ausencia de derivados y la dificultad de apalancamiento.

Hoy en día que se quitado la imagen demonizada de los CFDs tras las medidas de ESMA es ya otro activo más que se puede operar y que tiene una relevancia directa en la economía. Está bastante claro que el niño malo son las cripto divisas que antes o después se normalizarán.

El miedo de muchos operadores tradicionales consiste en:

Falso pensamiento de que el conocimiento para operar divisas nada tiene que ver con los activos previos que han operado. Al fin y al cabo, es otro subyacente más y de lo que se debe uno cuidar es de apalancarse, no conocer el producto y no aplicar la debida gestión del riesgo que se usa para la supervivencia en los mercados.

Pensamiento erróneo de que lo único en lo que puede diferir de otros activos consiste en la velocidad de movimiento del precio. Los mercados financieros han neutralizado la diferencia de volatilidad en la mayoría de los activos y podemos encontrar grandes movimientos en todos y cada uno de ellos. Hemos visto acciones de gran capitalización perder un 80% de su valor en menos de un año y eso no pasa en las divisas mayores. Gráfico diario de la acción de IAG con una caída superior a 82%:

Todos los análisis e indicadores son perfectamente válidos para el análisis de cualquier tipo de divisa. La única diferencia con la inversión tradicional es el apalancamiento al cual muchos temen, pero ya que ya existía con la venta de opciones y los futuros sobre índices.

El riesgo es real se puede evitar operando con todo el sentido común posible y una gestión de riesgo estricta. La aplicación de un sistema de gestión de riesgos va a aportar esa seguridad a casi todo activo que podamos operar incluso en las temidas criptomonedas.

Debemos pensar que cuando hacemos estimaciones de precios considerando si está barato o caro un cruce deberemos tener en cuenta: Los mínimos y máximos relevantes, cotas psicológicas, tendencia principal en gráficos amplios, correlaciones y rangos diarios entre otras muchas cosas.

La gran mayoría de divisas en ausencia de diferencias amplias de tipos se ciñen: Al movimiento del apetito o aversión al riesgo y normalmente encontraremos activos que sigan una correlación al milímetro. Esto sucede ahora mismo donde el rey de la fiesta es el dólar con una apreciación anual de un 19% que ha premiado a aquellos que han decido invertir en subyacentes y vehículos cotizados en dicha divisa.

En general puede que sean divisas seguidoras de: Índices, materias primas o algún otro índice financiero. Se suelen mantener ciertas correlaciones incluso a materias primas que puede ayudarnos y ver momentos de tendencia fuerte y viento en cola.

Gráfico – USCAD vs SP500/West Texas

Fuente: Bloomberg

En este gráfico queremos visualizar cómo se ha comportado una de las mayores divisas ligadas a materias primas en comparación con el petróleo y el SP500. Como se puede observar la línea azul (USDCAD) ha sido el activo que menos volatilidad ha sufrido en los últimos tres años respecto a lo que ha sucedido en la renta variable americana y en el West Texas.

En la mayoría de los casos las divisas están ligadas a la actividad económica de un país y eso hace que no pueda tener movimientos extremos. Esto sucede con las principales divisas aun con movimientos tensionados como el del USDJPY que ha llegado a cotizar a niveles extremos en un escenario aún de incertidumbre y riesgos.

En principio el mayor problema de cualquiera de estos activos no es el subyacente en si mismo sino el nivel de apalancamiento que hayamos elegido y la gestión de riesgo que estemos aplicando.